-Ayer empezó el Mundial de balonmano que se juega en Suecia y Polonia. He buscado en el Marca digital, mi ex desprestigiado periódico deportivo de referencia -hacía mucho tiempo que no entraba- y aburrido de buscar y no encontrar noticias del Mundial en el que una de las selecciones favoritas es España (las cuatro primeras noticias son sobre el Real Madrid, la siguiente de Shakira, luego una de Sergio Ramos, dos de Messi, cuatro más del Real Madrid… cuando ha salido -en el Marca, insisto- no sé qué del Yoyas ¿el Yoyas? ¿eso qué es? -lo acabo de buscar en internet y es un tipo cuyo mayor mérito es que hace 22 años salió en Gran Hermano 2-, algo de uno que usa vaselina para no sé qué, de una que gana un millón de euros al mes publicando fotos eróticas y publicidad de un libro del príncipe Harry que tampoco es que me importe mucho, he pasado del Marca definitivamente…una vez más).
-Pues sí, desde el 11 de enero hasta el día de mi cumpleaños, el 29, hay Mundial de balonmano. Los partidos de España se pueden ver en Teledeporte, hoy a las ocho y media de la noche juega contra Montenegro. No pienso perdérmelo.
-Me gusta el balonmano. Es un deporte noble y con unas reglas bien definidas. Y es mucho más natural que los deportes que se juegan con los pies. El ser humano utiliza las manos con más precisión y elegancia que los pies.
-De joven mi equipo “era” del Atlético de Madrid (Rico, Uría, Cecilio Alonso, Novoa, Luisón, Juanón, Papitu Juan de Diós Roman -vecino de Mérida- de entrenador…), cuando en 1994 Jesús Gil (el de “Las noches de tal y tal”) se cargó la sección de balonmano (la que más títulos ha dado al Atlético de Madrid, once ligas y diez copas) le juré odio eterno (o algo así) a ese señor y empezó a gustarme el Barcelona de balonmano (de fútbol sigo siendo del Athletic Club de Bilbao).
-Pero la liga Asobal es una mierda (con perdón). El Barcelona (que es una selección mundial) lleva doce años seguidos ganándola. De los últimos trescientos partidos que ha jugado habrá perdido un par de ellos. Y no exagero. Al no haber empresas patrocinadores ha llevado a que equipos como el Ciudad Real, el San Antonio o el Cantabria, clásicos de la liga, hayan desaparecido. Es como si en fútbol desaparecen el Sevilla, el Valencia, el Betis y el Osasuna. Menos mal que Ademar, Granollers, Logroñes o Bidasoa, entre otros, resisten.
-De aquí que de los 18 jugadores españoles seleccionados para el Mundial, solo uno juegue en la liga española, el portero Pérez de Vargas que lo hace en el Barcelona. Los demás lo hacen en ligas más fuertes (Francia, Alemania, Hungría, Polonia)
-Espero ver grandes partidos en este Mundial. En la selección española hay muy buenos jugadores. Diez de ellos están ya en la treintena por lo que quizás vean este Mundial como una de sus últimas oportunidades. Confío en los porteros Pérez de Vargas y Corrales, en los hermanos Dujshebaev, los extremos Ángel Fernández y Solé, en los veteranos Maqueda, Cañellas y Gedeón Guardiola (39 años tiene ya) y en los más jóvenes Casado y Odriozola, aparte de los gigantones (dos metros y algo) Sánchez-Migallón y Garciandía y demás.
-Es tanto el aprecio que le tengo a este deporte (yo jugué de joven y aunque era un entusiasta pivote -y pesaba sesenta kilos- se notaba que lo mío era el fútbol) que me acuerdo de una anécdota curiosa. El Mundial de balonmano al que le tengo especial cariño es al de 2005. España jugaba la final contra Croacia. Croacia en la fase previa estaba en el grupo de España y le había ganado. Me acuerdo perfectamente de la fecha de la final. Fue un seis de febrero. Esa tarde mi mujer rompió aguas a mitad de partido. Le pregunté si tenía contracciones. Pocas y dilatadas en el tiempo, me dijo (o más o menos). Entonces aguantamos, dije. Cuando acabó el partido (y la final) que ganó España, marchamos al hospital. Hasta seis o siete horas después no nació mi hija ya en la madrugada del día 7. No fue fanatismo ni inmadurez por mi parte, la verdad es que ni me enteré del balonmano, fue, digamos, una manera de “templar los nervios”.
-Tanto fútbol, tanto fútbol: que viva el balonmano.
Fin.