Fernando Pizarro García-Polo le está dando razones a su presidenta regional, María Guardiola, para buscarle un sustituto para las elecciones de dentro de siete meses, pues el alcalde tiene a toda la sociedad civil placentina dividida, aunque parece que son más los partidarios de AVEPLA y su oposición a que se venda o alquile la Casa del Deán y la del doctor Trujillo, que por mucho que diga el edil es una propiedad municipal, como quedó demostrado en la rueda de prensa que ofrecía días atrás el líder del Partido Socialista, Alfredo Moreno.
Y es que el alcalde placentino se enfrenta hoy jueves a una movilización en la que AVEPLA deja muy claro que no quiere componendas varias para la Casa del Deán que no sea una utilización pública por las Administraciones del edificio. La agrupación vecinal tiene claro que no quiere el alquiler del inmueble y menos a 45.000 euros al año por un contrato de 33 años. También aclara que no está en contra de que en Plasencia existan hoteles de cinco estrellas, pero lo que no se puede consentir, en su opinión, es que le regale la Casa del Deán a un grupo hotelero sin que el alcalde dé a leer la letra pequeña del contrato.
Y es que la cosa mosquea porque Fernando Pizarro García-Polo no quiere llevar a pleno el acuerdo con los hoteleros que desean hacerse con la Casa del Deán y, al contrario, quiere hacerlo todo de tapadillo en la Junta de Gobierno donde únicamente tiene representación el Partido Popular. Si la cosa fuese clara y con la mayoría absoluta que tiene en el pleno, Pizarro no tendría nada que temer. Sin embargo, es su actitud prepotente y propia de otras épocas, pasamos del «mariñismo» al «pizarrismo», la que está dividiendo a todo el mundo. Falta esperar que sucederá hoy en la movilización ciudadana contra el alquiler, pero la simple comparecencia de dos personas será un éxito porque, y seamos claros, el convocante principal de la movilización es el alcalde de Plasencia.
¿Qué favores ha comprometido la cadena hotelera a Fernando Pizarro García-Polo por unas condiciones tan ventajosas por el alquiler de la Casa del Deán? ¿Estaría el alcalde y su Junta de Gobierno cayendo en un presunto delito de prevaricación al ratificar una resolución a todas luces injusta? ¿Por qué Fernando Pizarro echa este pulso a la sociedad civil placentina? ¿Llevará el PSOE al alcalde a los tribunales? ¿O al contrario: por qué no inicia el alcalde conversaciones con la Junta de Extremadura para que exista el Plasencia un servicio integral de la Comunidad que atienda a todo el Norte de Extremadura?
Podríamos seguir formulando preguntas, pero todas nos llevarían al mismo lado: Pizarro se ha envestido en juez y parte de un asunto que, como mínimo, debería ser tratado en el pleno municipal, aunque el resultado de la proposición ya fuera conocido. Pero no, Fernando Pizarro García-Polo está dando argumentos a VOX para que consiga un buen resultado en mayo de 2023. Y después no valdrán los lamentos ni las lágrimas de Boabdil o es que, quizás, quiere gobernar con la ultraderecha en lugar de escuchar ahora a la sociedad civil.
Porque lo que hace un buen alcalde cuando hay un conflicto de este tipo es sentarse, oír, analizar y en una reunión en la que estuvieran presentes los líderes de la oposición y los vecinales, con el único afán de buscar soluciones, que seguro que las hay a un problema que puede devenir en una gran bola de nieve. No hacerlo así es constatar el «aquí mando yo», enfrentar a la sociedad y hacer que la ultraderecha tenga un buen caldo de cultivo para entrar fuerte en el Consistorio.
Señor alcalde: usted verá, pero todavía tiene margen de maniobra para reconducir una situación en la que parece que el único que está cómodo es usted. «Pizarrismo» en estado puro y duro.













¡Amén!