Diario de Plasencia publica hoy la carta abierta al alcalde de un ciudadano, Miguel Coque Durán, que circunstacialmente colabora para nosotros pero que no ha querido usar esta prerrogativa y ha enviado una carta al director por los cauces normales. «Es una carta personal no un atículo de opinión, en el que hago una denuncia ciudadana», ha dicho el colaborador.
Lo que expone Coque es suficientemente importante como para que obtenga una respuesta del alcalde o de su concejal de Obras en último caso. Si en realidad ha habido una baja temeraria en la adjudicación de las obras del cambio de farolas en Miralvalle y se están construyendo unas pilastras de menor tamaño para unas farolas de nueve metros, estaríamos hablando de un caso muy grave y un peligro en ciernes. Entendemos que la mesa de constratación optó por la empresa de fuera de Extremadura para realizar las obras actuó con buena fe mirando por los intereses de todos los placentinos, pero habrá que mirar la cantidad y la calidad, no descuidando el trabajo de reposición de farolas.
Las bajas temerarias son una práctica habitual en el mundo de la construcción pública pero, para eso, están los técnicos municipales, o sea, para advertir a los políticos que tengan cautela con la adjudicación.
No estamos afirmando que se haya producido una baja temeraria, pero, por lo que parece, resulta muy extraño que ninguna empresa extremeña ajustase el precio a la obra licitada. Es extraño y nada tranquilizador, por lo que se hace necesario que el alcalde acepte la invitación de Coque y conteste, a través de Diario de Plasencia, a su denuncia y aclare a todos los placentinos qué está ocurriendo (si es que está ocurriendo algo) y nos deje mucho más tranquilos a todos.
Fernando Pizarro García-Polo tiene la obligación de no esconderse en el Palacio Municipal y de aclarar que esta duda que nos corroe: se están haciendo los cimientos propios para esas farolas o puede que se caiga alguna, generando una tremenda preocupación a los ciudadanos a los que sirve. Esperamos que este lunes recibamos una carta del alcalde o una llamada de su Gabinete de Comunicación para aclararnos esta duda.
Esconder la cabeza en la arena, como hace el avestruz, sólo conlleva desconcierto y miedo. Miedo del alcalde a contestar a un ciudadano y miedo de los ciudadanos por lo que nadie quiere que pase pero que puede pasar perfectamente. Pizarro García-Polo no se caracteriza por ser un cobarde. Por tanto, este Diario de Plasencia está a su entera disposición para aclarar todas las dudas que se plantean en la carta abierta de Miguel Coque.