El intendente de la Policía Local de Plasencia ha metido la patita y ahora tendrá que sacarla. Es más que probable que la Justicia no se atreva a ir en contra del jefe de los policías locales de la ciudad (Pizarro se ha encargado de premiar a magistradas y al TSJEx previamente), pero con independencia de lo que suceda en los juzgados, el debate es más social que jurídico porque ¿quién lleva razón? ¿El presidente de la Asociación de Vecinos Intramuros, que acusa a Enrique Cenalmor García de atentar contra su honorabilidad, o el policía cuando niega la quema de contenedores y reyertas los fines de semana? La verdad y la justicia social se ponen en este caso a favor de Gutiérrez, porque llamarle mentiroso a él es hacerlo también a todos los periodistas placentinos.
Las imágenes emitidas por Nacho Abad en Antena 3 Televisión de peleas a brazo partido en la calle Talavera, la noticia de los ocho contenedores quemados dada por la corresponsal en Plasencia de Canal Extremadura Televisión sólo durante el mes de abril, las imágenes de los coches quemados y la petición de la Policia Local de colaboración ciudadana para detener a los causantes, los orines y caquitas en los portales de pisos a los que rompen los cristales, todo esto es verdad, se vive cada fin de semana y los agentes de la Policía Local no pueden hacer nada porque son insuficientes. Plasencia tiene hoy el 20 por ciento menos de policías locales que en 2011, año de la primera mayoría absoluta de Fernando Pizarro García-Polo.
Todo esto, ya que no se puede tirar de la Policía Nacional porque tampoco anda sobrada de efectivos, hace que Plasencia sea una ciudad sin ley. Eso lo sabe don Enrique Cenalmor García, don Dávid Dóniga «El Delfín» (y ahora más que nunca) y el rey sol don Fernando Pizarro García-Polo. Y lo saben todos los placentinos, especialmente aquéllos que tienen un seguro, y que ven cómo se incrementan las pólizas porque al mismo tiempo se sufre el riesgo de sufrir un percance en sus automóviles o propiedades inmobiliarias.
Si Enrique Cenalmor fuese un caballero, pediría perdón y solucionaría el problema que tiene con el representante de la Asociación de Vecinos Intramuros y, después, presentaría su dimisión por no cumplir con las funciones inherentes al cargo que ocupa. Y si, realmente, el problema es de agentes como todo hace indicar la realidad, cogería de la pechera a Dóniga y Pizarro García-Polo y los pondría firmes, porque no se puede ser más negados y más faltos de sangre que estos dos personajes.
El PP ha presentado in extremis a sus candidatos para las elecciones del 28-M y Pizarro ha hecho de las suyas. Pero, sobre todo, con Dávid Dóniga, al que lleva de número 2 en la lista electoral. El rey sol ha encumbrado como heredero a su delfín y lo que todo el mundo se pregunta es qué ha hecho este bendito para llegar tan alto en tan poco tiempo y con todo por hacer. Dóniga no hace ni la o con un canuto pero a Pizarro García-Polo le gustan sumisos y esa lección la tiene muy bien aprendida el actual concejal de Interior.
Dóniga no debería concurrir a las elecciones por dejación de funciones, por no haber llegado a un acuerdo con Álvaro Astasio y haber sacado en estos últimos cuatro años las oposiciones para la Policía Local.
Todo esto quienes lo sufren son los policías locales de a pie, ésos a los que hace unas semanas se premiaba por llevar veinte y treinta años de servicio con una hoja impecable. Pero son ellos los que saben lo que sufren los placentinos y los que no pueden hacer nada por aliviarlos. ¡Cualquiera se mete con Pizarro, Dóniga o Cenalmor!
En fin, que llenaríamos editoriales y editoriales y nada cambiaría, a no ser que los placentinos reviertan la situación y manden a Pizarro García-Polo y sus muchachos a la oposición.
Solo faltaba que le quisiera aplicar la ley mordaza por difamación o por llevarse el coche oficial a Portugal, al presidente de la Asociación Intramuros.
Intendente, dimisión.
Alcalde e Intendente, se han estado tapando. Verguenza de responsables públicos.