No sabía si leer el libro de Juan Luis Galiacho, «Jesús Gil y Gil. El gran comediante» (de 1993) porque según dice Pablo Iglesias (de Unidas Podemos) el autor del libro (Galiacho) es una de las personas que más bulos ha escrito sobre él.
Pero me dejé de prejuicios y me fie de lo que leí. Si tienen algo entre ellos (Galiacho-Iglesias) supongo que ya lo habrán resuelto. Y es que el personaje Jesús Gil, conocido en su juventud como «El Fanfarrón», merecía mi atención.
Y Galiacho cuenta con pelos y señales un montón de detalles del que fuera presidente del Atlético de Madrid sin tener ni idea de fútbol y alcalde de Marbella sin, parece ser, tampoco saber mucho de política.
Me voy a detener en el principio, en lo que Galiacho llama «Los caídos de San Rafael» y su relación son Segovia.
En principio he mirado en internet dos sitios: El barrio San Millán de Segovia, que era donde vivía un tal Julián Rodríguez Ruano, chófer de Adolfo Suárez que antes de ser presidente de TVE y del Gobierno de España, en 1969 era Delegado del Gobierno en Segovia -que es importante al principio del libro-. Y el restaurante Casa Duque, también de la ciudad segoviana.
Casa Duque, Maestro Asador desde 1895. se encuentra al lado de la librería Cervantes -por la que pasaba todos los días Antonio Machado antes de ir a dar clases- en la calle que une la plaza Mayor con el Acueducto, la calle Cervantes 12 (no la Juan Bravo que es la continuación). Veo la carta y una ración de cochinillo, por ejemplo, vale 29 euros, una “Ensalada de cogollos con perdiz escabechada y vinagre de frambuesas” 20,50 y así sucesivamente y un menú 43.95 euros, eso sí, IVA incluido. Menos mal. Qué alivio.
Y luego, leo: “San Millán, un barrio con un problema histórico de tráfico”. Lo dicen en El Norte de Castilla. Y que está o empieza en un lateral del Acueducto (de Segovia), digamos que la parte menos turística, pero que aprovechan los turistas para aparcar.
Ya que estoy situado en los lugares que visitaba Jesús Gil y que se cuentan en el libro. Continúo.
Siempre me contaron que en Los Ángeles de San Rafael fallecieron un montón de personas porque los edificios estaban hechos de «cemento aluminoso».
Lo que ocurrió exactamente es que en esa urbanización, Jesús Gil tenía un comedor para bautizos, bodas y comuniones y se le había quedado pequeño por lo que quiso ampliarlo haciendo un restaurante encima.
Los arquitectos y profesionales le dijeron a Jesús Gil que no lo hiciera porque por el peso se podría hundir.
JG que solo pensaba en dinero, no es que no prestara atención a lo que decían los técnicos sino que hizo la obra sin tener ningún tipo de solicitud ni concesión.
Para inaugurarlo reunió a una gran cantidad de trabajadores de la cadena de alimentación Spar, propiedad de los hermanos Pascual. El 15 de junio de 1969, celebrarían una convención para entregar unos premios.
Y ocurrió lo que tenía que ocurrir. El restaurante de arriba se hundió -y eso que estaba avisado del peligro que conllevaba tal obra-. y hubo un total de 58 muertos y 147 heridos.
Y JG a la prisión provincial de Segovia (Adolfo Suárez -acompañado de su chófer- vivió en primera persona casi todo lo ocurrido en Los Ángeles de San Rafael) cárcel en donde pasó a la sombra 27 meses.
El libro es enjundioso -merece la pena ser leído- y se cuenta qué o quién fue Jesús Gil y Gil (1993-2004), desde su relación con los futbolistas del Atlético de Madrid (Rubén Cano, Leal, Arteche, Ratón Ayala, Dirceu, Futre…) hasta su programa de televisión en Telecinco con Valerio Lazarov o los chanchullos que inventaba para «pelearse» con los bancos y cajas de ahorro, por no hablar de cómo se convirtió en alcalde de Marbella a lomos de su caballo «Imperioso», todo solo por dinero y por notoriedad: quería ser famoso a toda costa.
Fin.