“Complejo Turístico Marina Isla Valdecañas”. La mejor solución
Jamás hubiera imaginado don Luis Díaz-Ambrona Bardají en 1971, cuando se licenció en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, que tendría que lidiar con un litigio de tan largo recorrido como este.
Defiende los intereses de dos de las tres asociaciones de propietarios del “Complejo Turístico Marina Isla Valdecañas”. Prestigioso abogado perteneciente a una saga extremeña de abogados de prestigio que, con paciencia y oficio, está logrando llevar las cuestiones legales a un límite rayano con el sentido común.
Contrariada debe seguir doña Francisca Blanco Díaz, definida como activista, feminista, ecologista, antifascista, antinuclear, anticapitalista y pensionista española. Cofundadora de la organización denunciante “Ecologistas en Acción”, quien hace más de dieciséis años manifestaba como su principal objetivo que: “Los delincuentes del ladrillo deben saber que si van a construir en un espacio protegido les va a ocurrir lo que les va a ocurrir a estos: que tienen que derribarlo”. A renglón seguido, en 2011, regresaba desde El Gordo a su Madrid de origen.
Contento sin duda, el presidente Guillermo Fernández Vara que ve, por fin, cómo se va imponiendo la cordura en una cuestión que le ha preocupado y ocupado sobremanera durante demasiados años, en esta auténtica “yincana jurídica” (por conjunto de pruebas de destreza e ingenio realizadas en grupo) o quizá, más precisamente, “maratón judicial”. No hubiera sido lógico ni razonable que, finalmente y por sentencia judicial, se hubiera obligado a demoler lo que tan bello y costoso allí se ha creado.
Gracias a nuestros antepasados Extremadura es verde y reina la naturaleza por cualquiera de sus comarcas. No nos hace falta que venga nadie de Madrid, con unos u otros utópicos principios y nos corrija, tutele u oriente.
Amamos nuestra tierra y por ello hemos de seguir luchando por permanecer en ella. No queremos vernos obligados a emigrar, como nuestros abuelos y nuestros padres, para ello hemos de generar riqueza en nuestra región.
Los extremeños aspiramos a poder ejercer algunas otras profesiones además de funcionarios, camareros, guardas rurales y jardineros. Agradeceríamos a estos innecesarios y autoproclamados naturalistas, realmente subvencionados ecologistas biempensantes, que entiendan que hay que conseguir el equilibrio entre lo utópico y lo pragmático, mediando en lo posible.
No hay en Europa ninguna otra región donde se haya respetado más el medioambiente y a los resultados nos remitimos. Dentro de las propias asociaciones ecologistas ya las había que aceptaban que, aun cuando hubiera defectos de tramitación, no se podía consentir tamaña barbaridad, pues llegados a este punto, era peor y más lesiva para el entorno la solución propuesta que el problema inicial.
Aplaudimos que se haya definido por parte de nuestros políticos la vía legal para resolver esta cuestión, siquiera sea por establecer la necesaria seguridad jurídica para estos y futuros inversores. Nos congratulamos de que el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura no encuentre ningún inconveniente para la tramitación en la Asamblea de la ley del PSOE que, una vez aprobada, evite el derribo del “Complejo Turístico Marina Isla Valdecañas”, siendo la mejor solución.