Se veía venir, desde hace unos años, que el clima y la naturaleza están cambiando. Sin duda alguna, lo hemos visto en nuestro Jerte de manera particular y está cambiando por muchos factores, además del cambio climático. Hace un par de décadas se ha comenzado a esquilmar el Río y sus gargantas y afluentes, con un ejército interminable de gomas para regar los miles y miles de cerezos que cada año aumentan la plantilla de los ya miles que pueblan las laderas del Valle.
Este año la sequía ha sido particularmente dañina con el Río, lo han visto los turistas, veraneantes y ciudadanos de los pueblos que a lo largo de su curso baña el Jerte. Las piscinas naturales que tienen de naturales lo que yo de Abad de Monserrat. Ya que plásticos y presas de maderas construidas casi por castores, paran el curso del rio en los antiguos charcos, que yo de chico vi repletos de agua en agosto y vi correr como si de aguas bravas se tratara.
El Río no da más de sí, ya no vemos en agosto los neveros del Pinajarro y el Torreón que daban vida y afluían por los cientos de regatos y gargantas que nutrían el Jerte de frías y cristalinas aguas.
Como decía, las gomas campan a sus anchas por todas las laderas, sin preocuparse de donde van, a quién benefician y a todos los que perjudican y encima cada vez más gordas, con mayor caudal para esquilmar más.
Es hora de de que alguien meta mano, que alguien se preocupe. Ya vamos tarde: esto había que haberlo hecho hace años, pero podemos actuar y aquí deben entrar los políticos de turno, actúen de prisa que nos quedamos sin Jerte, fomenten una agricultura más sostenible, porque la que ahora tenemos no lo es para nada. Envíen técnicos y expertos para que aleccionen a los agricultores, asesoren a los ayuntamientos de la zona para que no corten el Río para hacer playas donde no las hay que hacer, y pongan orden cuanto antes.
El Río se nos va y perderemos una de las joyas que nos hace diferentes al Norte de Extremadura.
Sostiene mi amigo Manolo, que el Jerte va teniendo tan poca agua que ya cuando pasa por Navaconcejo no podemos ver pasar ballenas. El Jerte nos ha dado vida a las gentes de esta tierra; luchemos por su supervivencia, pues suena alto el sonido de la campana que nos avisa de que cada vez queda menos tiempo, vamos a cuidar y mimar esa gran fuente de alegrías y prosperidad que nos dan sus aguas. Luchemos por eso; si no somos capaces, poco valemos.













Bien, nano, bien. El Jerte es de todos y es de nadie
Sí sabes Juan Carlos; sí que sabes… Deja que vuele otra milana sobre El Valle para que la perciban.
Efectivamente la mala planificación de los regadíos serranos. La prohibición de poder hacer pequeñas presas en lo alto de las sierras que ayudarían a mantener agua en verano y si me apuran a generar electricidad. Tenemos unas sierras con una recogida de agua impresionante y que todos los años podrían estar llenas. Pero claro a los ecolojetas no les gusta y los políticos les siguen el juego. Así andamos por el lecho del Jerte este verano. Seco total.