Que el Partido Popular de Extremadura es algo parecido al Teatro Chino de Manolita Chen ya no hay quien lo ponga en duda. Hemos sufrido una semana de infarto, la misma sensación que cuando les veíamos las pantorillas a las bailarinas (¿eran más que eso?) en una época en la que los niños nos dejábamos seducir por el arte libidinoso prohibido por otra parte a edades tan tempranas. Nunca supimos quién era en realidad Manolita Chen, pero su espectáculo quitaba el hipo a una generación que transitaba de la dictadura a la Democracia con ojos cerrados a base de pescozcones que nuestros padres nos daban en la cabeza, llevándonos a casa y salvándonos del pecado.
Pero Manolita Chen no ha desaparecido. Se ha transformado en María Guardiola que niega la mayor cuando se le acusa de pactar con un transfuga que no es otro que el alcalde de Badajoz Ignacio Gragera. Este señor ha decidido marcharse al Partido Popular sin entregar un acta que pertenece a su anterior partido, como es Ciudadanos, ni tampoco su cargo de alcalde de Badajoz, que pertenece a Ciudadanos según el acuerdo alcanzado por PP-Cs en 2019, por el que se pactaba que Fragoso sería alcalde dos años y Gragera otros dos, pero siempre respetando a sus partidos, cosa que el segundo no ha hecho.
Ahora el PSOE pide hacer el vacío en las instituciones tanto a Gragera como a Guardiola, esta última por amparar a un transfuga. Y es que lo es, sin lugar a dudas. Cuando todos los partidos firmaron el pacto antitransfuguismo, se quedaba claro que los firmantes no ampararían el transfuguismo de ninguna de las maneras y que si un electo quería marcharse a otro partido tenía que entregar el acta de concejal, alcalde, diputado o presidente, y al mismo tiempo el cargo que ostentara en ese momento.
El único resquicio legal para justificar lo que ha pasado en Badajoz es que Cs no existía por entonces en España, pero debería valer la palabra de Edmundo Bal, portavoz de Cs en el Congreso, que, en sede parlamentaria, ha pedido el acta y el cargo al todavía hoy al alcalde alegal de Badajoz. Por eso, la petición del PSOE de hacerle el vacío a Gragera y por ende a Guardiola está más que justificada.
El señor Ignacio Gragera no puede valerse de triquiñuelas alegales para continuar siendo alcalde de Badajoz. Y María Guardiola no debe amparar una temeridad como esta, que sienta un precedente nunca visto en Extremadura, más porque puede que dentro de muy poco se encuentre en una situación parecida en su partido. Puede que Cs no firmarse el pacto antitransfuguismo pero el PP si lo hizo y ella se debe a lo que firma su partrido, no a sus caprichos personales.
No quisiéramos tener que recurrir en otro Editorial a Manolita Chen, pero a Guardiola solo le faltan las ligas de plumas para parecerse a la afamada cabaretera. La señora presidenta del PP tira por la vía fácil, eso está claro, pero ésta puede salirle mal con el PP en clara quiebra de valores y de personas, que puede hacer explosionar un Partido Popular por los aires.












