Anda liado el secretario general del PSOE de Plasencia. Tanto que no coge ni el teléfono. Deja que salte el contestador pero no devuelve las llamadas. No ocurre lo mismo con otros militantes socialistas. Los hay desde los más negativos, que piensan que la Ejecutiva Regional no quiere ganar en Plasencia, como los que quitan un poco de hierro a la polémica que se ha generado, tras saberse que Mérida y Cáceres no están de acuerdo con la lista que ha hecho Alfredo Moreno y que fue aprobada por la mayoría de la militancia.
La lista aprobada es legítima porque cuenta con el respaldo de la mayoría de los militantes que asistieron a la asamblea. Lo que reclaman Mérida y Cáceres es una lista de imposición que, según ellos, aúnen las distintas sensibilidades del PSOE placentino. Este cuento ya nos suena de anteriores ocasiones: la diferentes sensibilidades no dejan de ser los que sin estar de acuerdo con el secretario general quieren hacerle la cama por la vía del ordeno y mando.
Puede que lleven razón los que piensen que Fernández Vara se equivoca y Morales también y que no conocen qué piensan, qué sienten y cómo se comportan los socialistas de la República Independiente de Plasencia. En esta ciudad, las «distintas sensibilidades» son siempre más de lo mismo: «quítate tú que me pongo yo».
Si Alfredo Moreno no tiene libertad para presentar una lista en la que confía mal empieza el proyecto socialista para Plasencia. Él ha sido elegido secretario general. Él ha sido nombrado candidato a la Alcaldía de Plasencia por el Partido Socialista. Por tanto, hay que confiar en su criterio y en el de la mayoría de militantes que dieron su aprobación a la lista presentada en la asamblea general. Mal empieza a rodar el proyecto socialista, más cuando Fernando Pizarro está agotado, si quiere hacerse con la Alcaldía placentina.
No entendemos, quizá por desconocimiento, cuál es la influencia que esas sensibilidades distintas pueden ejercer en los secretarios generales de la Provincial y de la Regional del PSOE, pero, de momento, sí es preciso que hablen y aclaren qué es lo que quieren con respecto a Plasencia y por qué se puede ningunear a una asamblea celebrada en la Sala Verdugo que con sus votos ratifica la que debiera ser la lista a las próximas elecciones.
Mucho daño se está haciendo al PSOE de Plasencia por parte de esas sensibilidades que, de ser cierto lo publicado, tienen más poder que el mismísimo secretario general placentino. A más a más y dado que todos se conocen jamás debería haberse llegado a una situación irrisoria por complicada, más cuando el sábado se aprobarán las listas municipales por parte de la Federal.
No es de extrañar, por tanto, que Alfredo Moreno no quiera hablar más que con la gente de su confianza y tratar de hacer una lista que agrade, más que a Cáceres o a Mérida, a los sensibles del partido. Decir toca huevos quedaría demasiado soez por lo tanto lo retiramos. Estamos como siempre.
Fernández Vara hace la lista que le parece bien a la Asamblea de Extremadura por Cáceres y Badajoz, diciendo que hay casi un sesenta por ciento de renovación cuando los de siempre no se caen de las mismas, y nadie dice ni mu. En Plasencia se convoca una asamblea, se presenta una lista, se vota, se aprueba, y los que no están conformes con un resultado democrático empiezan a emponzoñar absolutamente todo hasta que el secretario general se ve obligado a cambiar lo aprobado. La democracia, que sepamos, no es esto y si no que nos lo expliquen.
Alfredo Moreno tiene que hacer otra lista y la hará. Pero esa candidatura nace herida de muerte y dando suficientes argumentos a Fernando PIzarro para reclamar, por otros cuatro años, la Alcaldía de Plasencia.