María Guardiola afea la arrogancia y la soberbia del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, con el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, en el debate electoral del lunes. Para la líder del PP en la región y futura presidenta de la Junta de Extremadura no hay duda de que el próximo presidente del Gobierno de España será el gallego, hombre curtido en las lides políticas que lleva más de media vida dedicado a este noble oficio. Feijóo fue secretario de Estado de la Seguridad Social con Romay Becaría, presidente de Correos y dieciséis años presidente de la Xunta de Galicia. Vamos, que ahora no va a venir nadie a darle clases de gestión pública.
Ahora bien, Guardiola tendrá que estar preparando un discurso de investidura (cuya sesión comienza mañana) equilibrado y ajustado a su programa electoral y no caer en la arrogancia y soberbia a la que nos tiene acostumbrados, hasta el punto de que el pacto de gobernabilidad firmado con Ángel Pelayo Gordillo Moreno, presidente de Vox en Extremadura, tuvo que venir ordenado desde Madrid porque la señora se negaba a dejar entrar en su Gobierno a los que no condenan la violencia machista, a los del trazo gordo, a los que denigran a los inmigrantes y a los que tienden una lona y tiran la bandera LGBTI a la papelera.
«Fui visceral y poco racional, pero pienso lo mismo», decía el lunes Guardiola, es decir, que traiciona sus propios principios sólo por ocupar el sillón de presidenta de la Junta de Extremadura, a pesar de haber perdido las elecciones, pero los cinco diputados de Vox son imprescindibles para tocar pelo.
Según nos cuentan, María Guardiola está confeccionando un discurso equilibrado pero no falto de polémica. Para distraer la atención de la prensa al pacto PP-Vox en Extremadura, la próxima presidenta tratará de arremeter contra Guillermo Fernández Vara y enzarzarse en una especie de cara a cara que sólo será posible si el líder del PSOE cae en la provocación. A Guardiola no le queda otra que intentar hacer tabla rasa y buscar lejos de Vox, pues no la va a emprender con el líder del grupo que le va a dar los apoyos para que sea presidenta; tiene, necesariamente, que arremeter contra los socialistas y decir que dejan la región hecha unos zorros.
Pero, lo que está claro, es que la lideresa del Partido Popular se calienta con facilidad y sin papeles por delante es un verso suelto que entra a las provocaciones aunque éstas sean sanas. Es el miedo que tienen Abel Bautista, portavoz del Grupo Parlamentario Popular, y los diputados Manuel Naharro Gata y Laureano León, presidentes a su vez del PP de Badajoz y de Cáceres, respectivamente. Por lo que sabemos, los tres han aconsejado a su presidenta que se ciña al guión, a los papeles y que, por favor, no improvise. Desconocemos que hará finalmente esta joven de 44 años llamada a ser la presidenta de todos los extremeños, pero una cosa está clara: como Guillermo Fernández Vara quiera que haya «debate» lo habrá. Curtido en mil batallas, el expresidente de la Junta será el que marque los tiempos del debate de investidura de María Guardiola. Eso está claro.












