Dicen los Paleontólogos, que en el Musteriense (125 a 40 mil años a:C) había en toda la Península, unos 10.000 habitantes y que a finales del Paleolítico, ascendieron a 30.000 mil, . O sea, que todo el territorio peninsular, tenía la población de un pequeño pueblo actual. ¿Vivían mejor por ser menos? No lo parece, sólo cuando empieza la domesticación de la naturaleza, con huertos y ganados, la esperanza de vida comienza a ser mayor.
Esos ganados, que los animalistas pretenden que desaparezcan, fueron los que dieron mejor calidad de vida a los humanos. Pero no deben saberlo porque incluso le han pedido al Papa Francisco, que excomulgue a todos los católicos que comen carne. ««Si más de mil millones de católicos en el mundo dejaran de comer carne, el impacto positivo en el medio ambiente y en los millones de seres «sintientes» explotados para alimentarse, sería inmenso». » PETA basa su petición en un monumental estudio científico de la Universidad de Cambridge según el cual se podrían ahorrar millones de toneladas de emisiones de carbono cada año si más de mil millones de católicos dejaran de comer terneros, ovejas, cerdos.».
Pero si los humanos dejaran de comer carne, es de suponer que volveríamos a ser en todo el territorio Peninsular, esos 10.000 habitantes del Musteriense, con unas esperanzas de vida, de unos 30 años en el mejor de los casos.
¿Eso es lo que quieren ? ¿La práctica extinción de los humanos? Pero según ellos con diez mil habitantes en toda España el impacto positivo en el Medio Ambiente, sería impresionante.
Es cierto que los «residuos» que esta generación deja, son muchísimo mayores que los que dejaban nuestros padres o abuelos. En el Museo de las Ciencias de Cuenca, me llamó la atención hace años, un apartado en el que se iban consignando las cantidades de residuos que iba dejando la humanidad a través de su presencia en la Tierra, desde prácticamente nulos en los primeros tiempos, hasta la enorme abundancia de la actualidad. La recogida de basuras hace no tantos años, no era muy frecuente en pueblos e incluso ciudades.
La gente, también por carestía de vida, aprovechaba todo, los restos que quedaban, eran arrojados en los basureros que había en los alrededores de las ciudades o pueblos y que casi los circundaban. En Mérida, en el actual recinto ferial, había una gran superficie en donde se acumulaban desde cascotes a toda clase de objetos. Y a donde con frecuencia mucha gente iba a buscar algo que les fuera útil. Ahora se llenan, los contenedores de basura, casi diariamente.
Algunos creen que algunos propugnan casi la extinción de los humanos para «favorecer a la naturaleza» «.
Como llevan tantos años escuchando a estos personajes que salen en esos programas… en general la gente se ha subnormalizado y nadie la va a desubnormalizar, porque no hay ningún desubnormalizador que los desubnormalice.» decía un conocido artista.
José Luis Cañamero se hacía eco en este periódico, de la noticia que se había producido días anteriores, en la que se anotaba que la humanidad había llegado a los 8000 millones de personas. Yo como él, me admiro de cómo se han podido contar, pero bueno, «Aceptamos pulpo como animal de compañía» y damos por buena la cifra.
¿Es sostenible esta población? ¿Se producirá por esta cantidad de humanos esa hecatombe de la naturaleza que algunos agoreros vaticinan? No lo creo, la Naturaleza tiene sus mecanismos, cuando una especie desaparece o se produce un cambio climático, otra ocupa el «nicho» ecológico que la otra dejó. Una de las sorpresas que ha deparado la explosión en la Central Nuclear de Chernóbyl, ha sido que al abandonar los humanos el entorno y dejar un área de 30 km de radio alrededor de la central nuclear, conocida como zona de exclusión, que aún sigue vigente, la proliferación de los animales ha sido enorme y comenzaron a ocupar la zona de exclusión y a pesar de los niveles de radiación peligrosamente altos, la vida silvestre ha prosperado, incluidas especies que antes no vivían allí. De lo que se deduce que la naturaleza es capaz de asumir cambios agresivos. Pero algo está ocurriendo que frenará este incremento de la población humana. Miramos en nuestro entorno y vemos noticias como que en España: En el 2008: nacían 519.779 niños al año, cifra que ha ido bajando año tras año y en el 2021, ya son 337.380.
Y esto irá incrementándose. Noticias como la que se daba en el periódico Hoy: «Mérida prescinde de las guarderías…Otro de los problemas a los que se enfrentan las guarderías es el descenso de la natalidad y ya están notando que cada vez hay menos niños porque desde hace unos años no nacen muchos en la ciudad.»
No extrañan a nadie. Las tendencias sociales de favorecimiento del aborto, las condiciones laborales que crean dificultades familiares para cuidar de los niños, el miedo a las separaciones. Ya que según los datos estadísticos, en España se rompe un matrimonio cada 5 minutos, o sea 12 matrimonios a la hora y 290 rupturas matrimoniales al día, convirtiéndose en uno de los principales problemas de las familias españolas. Porque de cada diez matrimonios que se producen en España, siete acaban en ruptura, y la proporción crece de año en año, y a esto se ha añadido un nuevo hecho y la calidad del esperma que cae en picado en todo el mundo. A todo esto se une el que :
Un estudio describe una disminución precipitada en el número de espermatozoides y que generó preocupación sobre el fin de la procreación tal como la conocemos, y la tasa de disminución se está acelerando, lo que genera temores de una posible crisis global de fertilidad.
Los autores de estos estudios dicen que todo esto tiene amplias implicaciones para la supervivencia de la especie humana.
Pero todo esto se une algo que se oculta pero que se está produciendo en la sociedad, la falta de deseo sexual. Algo que siempre se había relacionado más con la mujer. Sin embargo, los psicólogos y terapeutas especializados en terapias de pareja observan que cada vez es mayor el número de consultas debido a la falta de interés por el sexo, en el hombre. ¿Las causas? Apuntan muchas, entre otras pueden estar ciertas campañas feministas, que provocan miedo a la relación.
Pero esta emotividad que posee el humano, que ya no se dirige a otra persona, o niño, se ha volcado hacia los animales mascota, incluso «humanizándolos». Ya hay reposterías perrunas, peluquerías para perros, y las estanterías en los supermercados con comida, y juguetes para ellos, cada vez son mayores.
Me llamó la atención un cartel de una persona evidentemente muy cabreada, porque los perros hacían sus necesidades en la pared de su casa que decía. «Por lo que mas quieras, que seguramente será tu perro» y seguía despachándose a gusto, «si quieres que haga pis o pas, llévatelo a la esquina de tu salón y no en esta». Y es que con los datos que se tienen, el número de perros domésticos se ha incrementado de modo exponencial. Ya hay oficialmente, el doble de gatos y perros que de niños menores de 15 años, en España, desde el 2019 hasta el 2021 el número de perros ha aumentado un 38% al pasar de 6,7 a 9,3 millones y el de gatos un 38% al pasar de 3,7 a 5,8 millones.
Y es que el descontrol en las deposiciones de tantos millones de perros, empieza a ser un problema a corregir, y poner soluciones, en lugar de tantos controles de vehículos como la policía local está realizando últimamente, no se sabe el por qué, pero ambas cosas serían temas dignos de estudiar.